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El Proyecto Fénix - D.M. Cain

El Proyecto Fénix - D.M. Cain

Traducido por Bárbara González Navarrete

El Proyecto Fénix - D.M. Cain

Extracto del libro

El miedo frío y oscuro corría a través de las venas de Raven Kennedy y lo congelaba en su lugar. Un redoble estruendoso resonaba en su cabeza y le costó un poco darse cuenta de que era el latido incesante y agitado de su propio corazón.

A medida que se ponía cada vez más nervioso y asustado ante su destino inminente, su aliento salía rápidamente, se atascaba en su garganta y lo ahogaba. Una tos amenazaba con escapar a través de sus labios, pero la contenía, asustado ante la posibilidad de que arrastrase con ella el contenido de su estómago, la comida insípida y desabrida que le habían dado en su celda.

Era el peor momento posible para sentirse débil, pero su agotamiento era tan grande que Raven sentía que apenas podía levantar los brazos. No había pegado un ojo la noche anterior.¿Cómo podría, con el día de hoy cerniéndose sobre él?

La fecha de su primer combate había llegado pronto. Apenas le habían dado tiempo para pensar en ello. Raven miró sus manos y no le sorprendió que estuviesen temblando.

Su oponente se llamaba Wilson. Raven no sabía nada más sobre él. Nunca le había hablado, siquiera lo había conocido.¿Se habrían encontrado alguna vez en el comedor y nunca habrían despegado la vista del piso? Si le hubiera hablado, ¿habría facilitado lo que tendría que hacer luego?

El corazón le saltó hasta la garganta cuando escuchó pasos firmes en el corredor. Venían a buscarlo. Tenía los ojos fijos en sus manos temblorosas mientras las puertas mecánicas de su celda zumbaban y se abrían.

«Vamos.» La orden fue clara y directa.

Raven se levantó para enfrentar a los guardias mientras pensamientos alocados corrían por su cabeza. Podía atacar a ambos, dejarlos inconscientes y escapar.¿Pero qué haría después? Había guardias en todos lados, rejas de seguridad y puertas cerradas con llave. Era imposible escapar. Un acceso de pánico inundó su mente. Sentía el pecho apretado y respiraba en forma irregular. Se mantuvo firme, inhaló profundamente y cerró los ojos.

«Arriba. Vamos», le ordenó nuevamente uno de los guardias.

Los ignoró. Tenía que calmarse antes de entrar al ring o estaría muerto en cuestión de segundos. Mantén la calma. Tomó aire y con ello sintió que su miedo se disolvía. Cuando abrió los ojos, estaba listo para salir.

Lo guiaron hacia la arena, pero en lugar de entrar por las puertas principales, por donde arreaban como ganado a los otros reos para mirar los combates, le hicieron entrar por una puerta que llevaba a un vestuario. Lo sentaron, le dijeron que se preparara y lo abandonaron con solo su miedo por compañía.

La ansiedad se arremolinaba en su cabeza.¿Qué es esto?¿Este era el momento en que moriría?¿Cómo podría matar a otro solo para sobrevivir?¿Qué hacía que su vida valiera más que la de Wilson?

Esperó. Fue como si pasaran horas antes que la voz audaz del comentarista resonara en el teatro.

« ¡Esta noche, damas y caballeros, tenemos una gran sorpresa! Él ganó dos combates espectaculares consecutivamente.¿Podrá ganar el tercero hoy?¡Por favor denle la bienvenida al invicto Wilson!» Gritos y vítores formaban un coro alrededor de la arena. 

«Y enfrentándolo esta noche» —el corazón de Raven saltó— «en su debut en Salverford, para luchar por su honor, su dignidad y su vida, ¡Raven!»

Raven supo que no tenía más opción que entrar al ring. Había estado en el anfiteatro muchas veces anteriormente. Al igual que a los otros reos, cada vez lo habían arrastrado ahí y obligado a ver a dos internos masacrarse hasta la muerte. Pero ahora era diferente. Cuando salió a la pasarela, vio Salverford de forma completamente distinta. Multitudes sedientas de sangre pidiendo su muerte y cámaras de televisión apuntando hacia su cara mientras millones de espectadores alrededor del mundo miraban y esperaban a ver su espantoso destino.

De mala gana avanzó por la pasarela ascendiente, entre las multitudes de reos, y llegó hasta ring temblando. A medida que avanzaba, miraba los rostros de sus compañeros de la prisión que lo observaban desde abajo. Gritaban, vitoreaban, cantaban, bailaban. Desde arriba se veían pequeños e insignificantes. Y sin embargo, eran lo más aterrador que había visto en su vida. Criaturas minúsculas que esperaban para devorarlo. Se encogió de hombros mientras avanzaba y mantenía la vista en su destino: el ring donde lo asesinarían a sangre fría o en donde ensuciaría sus manos con la sangre de otro.

Mientras se acercaba y se introducía a través de las cuerdas fijó la vista en su oponente. Wilson era más alto que él, tenía hombros anchos y lo que a futuro sería una considerable barriga. Sus ojos azules alguna vez quizás habían sido amables, pero ahora brillaban con la determinación feroz de mantenerse con vida, a cualquier precio. Sus manos grandes y toscas ya se habían convertido en puños y Raven podía ver su pecho expandiéndose y contrayéndose por las expectativas, emoción o miedo; Raven no sabía por qué.

Wilson tenía un aspecto imponente y el miedo de Raven aumentó, amenazando con apoderarse de su cabeza y nublar su razón. Raven inhaló profundamente un par de veces y se obligó a calmarse. Evaluó por segunda vez a su oponente con la vista y trató de ver sus ventajas. Wilson era más alto, eso era cierto, pero él era delgado, atlético y rápido. Podría usar eso su favor y, después de todo, quizás podría matar a Wilson.

Tan pronto ese positivismo subió su moral, su conciencia actuó para hundirlo nuevamente. Pensó en qué tipo de persona era Wilson.¿Qué pasatiempos tenía?¿Se había enamorado alguna vez?¿Cuál fue su delito? Quizás era inocente. Pero si no lo era, si era un asesino o un violador, ¿eso facilitaba de alguna forma las cosas?

Cuando la campana sonó, el estómago de Raven se sacudió y en un instante Wilson estuvo sobre él, aplastándolo con todo el peso de su cuerpo, como una pared de carne en movimiento. Raven se tambaleó ante el peso del hombre y se preguntó frenéticamente dónde golpearlo. Lanzó un golpe al azar pero poderoso al cuello de Wilson y lo tiró al piso.

Wilson se levantó y se lanzó nuevamente hacia Raven. Golpeó con fuerza el pecho de Raven con el puño derecho y le quitó la respiración. Pero si bien se ahogaba mientras el aire le volvía a los pulmones, Raven se sorprendió por lo poco que le había dolido. Le había quitado la respiración por el lugar donde había recibido el golpe, no por la fuerza de él.

Raven vio el miedo en los ojos de Wilson y sintió cómo su confianza aumentaba. Puedo ganar. Llevó el puño hacia atrás y, con toda su fuerza, lo encajó en la mandíbula de Wilson. El golpe derribó a Wilson y lo dejó tirado en el suelo, parpadeando para aclarar la vista. Raven dio un paso adelante para patear a Wilson mientras estaba en el suelo, pero algo dentro de él le hizo dudar.

Wilson lo miró, con la ira destellando en su rostro mientras se ponía de pie. Se lanzó hacia Raven, con una furia arrasadora en los ojos. Lanzó un golpe y golpeó con fuerza su cara. El labio de Raven se reventó tras el impacto y la conmoción por el dolor se extendió su rostro.

Un pequeño chorro de sangre le entró a la boca y Raven se limpió con el dorso de la mano, pero el siguiente golpe llegó antes que pudiera recuperar la concentración.

Raven intentó bloquearlo, pero no fue lo bastante rápido e impactó en su pómulo. Este golpe dolió mucho más. Se tambaleó hacia atrás en su agonía, retorciéndose mientras sus nervios gritaban, pero se mantuvo de pie, pues sabía que una caída implicaba la muerte.

Wilson había recuperado una parte de su confianza y tenía una sonrisa arrogante grabada en la cara. La multitud estaba descontrolada, vitoreando y gritando para que Wilson ganara. La pared de ruido constante corroía la mente de Raven, que trataba de ignorar la sed de sangre del público. Él era un desconocido. Este era su primer combate y nadie lo apoyaba.

A continuación, Wilson probó con una patada, un golpe fuerte y preciso dirigido a la rodilla de su adversario. Raven se dio cuenta demasiado tarde. No pudo esquivarla a tiempo, pero levantó la pierna de manera tal que la patada conectó con su pantorrilla en lugar de su rodilla. El impacto fue doloroso y Raven sabía que si sobrevivía tendría un moretón espantoso en el lugar, pero por lo menos había salvado su rodilla de que la hicieran añicos.

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