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Carnívoros - Mark L'Estrange

Carnívoros - Mark L'Estrange

Traducido por JC Villarreal

Carnívoros - Mark L'Estrange

Extracto del libro

Los deslumbrantes faros del vehículo que se acercaba penetraron el bosque oscuro, iluminando los enormes árboles que cubrían amenazadoramente con sus ramas el estrecho camino por el que circulaba el coche.

Al acercarse a un claro que ya conocía, Dennis Carter detuvo el coche y apagó el motor. Sin molestarse en interactuar con su compañera de viaje, salió y caminó hacia la parte trasera del coche.

"Oye, Dennis, ¿qué haces ahora?"

Podía oír el tono quejumbroso de Sharon Spate que venía del asiento del pasajero delantero cuando abría el maletero y tomaba la vieja manta que guardaba allí para estas ocasiones.

Aunque la voz de su pasajera le parecía intensamente molesta en general, Dennis entendía que había que hacer sacrificios si se quería un acostón decente, y Sharon ya había demostrado ser una follada increíble. Así que,por su parte, era sólo cuestión de lo desesperado que estaba por conseguir su fin, comparado con el tiempo que podía soportar soportar sus quejas.

Dennis fingió su sonrisa más desarmante al abrir la puerta de Sharon. "No podemos dejar que ese precioso trasero tuyo se congele, ¿verdad?" Levantó la manta y le mandó un guiño pícaro.

Sharon se acobardó en su asiento. "Aquí no," protestó, "es tétrico, y he oído cosas sobre este lugar.”

Dennis frunció el ceño. "¿Qué cosas?"

Sharon puso una cara. "¿Recuerdas esas historias de esos excursionistas que se perdieron el verano pasado? La policía nunca resolvió nada de eso.”.

Dennis podía sentir que su paciencia comenzaba a agotarse. Sólo había llamado a Sharon en primer lugar porque Rita estaba de mal humor con él, y ahora, después de haberle comprado bebidas y una pizza, la pequeña zorra se hacía la difícil.

Tuvo que luchar contra el instinto de agarrarla por el brazo y arrastrarla fuera del coche. Pensó que hacer eso, sin duda mataría cualquier última oportunidad que pudiera tener de cambiarla de opinión.

En cambio, se las arregló para ampliar su falsa sonrisa aún más. "No seas tonta, esas historias resultaron ser un montón de tonterías escritas por uno de los reporteros del periodicucho local para aumentar su circulación. Mi viejo me dijo que sacaron la verdad allá en la comisaría.”

El padre de Dennis, Ron Carter, era sargento en la comisaría del pueblo. Estaba cerca de jubilarse, y todos sabían que justo cuando el Sargento Carter se fuera, la tasa de criminalidad en la zona disminuiría casi de la noche a la mañana. Ron Carter era sospechoso de recibir sobornos de los villanos locales a cambio de avisarles cada vez que se enteraba de una operación contra ellos.

Cómo había logrado durar tanto tiempo en la Fuerza sin ser despedido era, en sí mismo, una cuestión de misterio y conjetura entre sus colegas.

Dennis pudo ver por la expresión de su cara que Sharon no estaba del todo convencida de su explicación.

La cálida brisa nocturna crujía a través de las ramas sobre sus cabezas, y traía consigo un acogedor frescor. Había sido un caluroso día de verano indio, y la humedad había empezado a bajar sólo en las últimas horas.

Aún así, el calor siempre había hecho que Dennis se sintiera cachondo. Incluso de joven, una vez que descubrió la masturbación, se encontró a sí mismo haciéndola mucho más durante el calor.

Sharon se mordió el labio inferior y tembló involuntariamente. Claramente no estaba cómoda con su entorno y se volvió hacia Dennis con una mirada casi suplicante en su cara.

Dennis fingió no darse cuenta. "Vamos, Shar, sé buena, te llevé a pasear por la noche cuando podría haber estado con mis amigos viendo el fútbol, ¿no? Seguro que me debes algo por eso."

Sharon estaba resultando ser mucho esfuerzo esta noche y Dennis no estaba seguro de cuánto tiempo más aguantaría su temperamento. Ella no era lo que la mayoría de los tipos de la ciudad clasificarían como material de "novia", pero tenía la reputación de complacer si le dabas una buena noche. El mismo Dennis había recibido sus favores en el pasado, cuando estaba desesperado, y le había mostrado más que suficiente consideración esta noche para ser recompensado de nuevo.

Entonces tuvo una idea.

Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y extrajo un pequeño sobre de plástico que contenía un par de onzas de cannabis. Colgó la bolsa entre sus dos dedos y los ojos de Sharon se iluminaron inmediatamente.

Ella alcanzó la bolsa, pero Dennis fue demasiado rápido.

"No, ah, lo primero es lo primero,” dijo tentadoramente.

Sharon extendió su mano y la enroscó en su nuca. tirando de él hacia ella hasta que sus bocas abiertas se encontraron. Se besaron durante un par de minutos con Dennis agachado al lado del coche. Girando en su asiento y acercándose a él, Sharon dejó que su otra mano serpenteara hacia la entrepierna de Dennis, y cuando pudo sentir la dureza dentro de sus jeans, le dio un suave apretón, lo que provocó un gemido de placer de su compañero.

Cuando se separaron, Dennis le dio un suave tirón a la mano de Sharon, lo que fue suficiente para sacarla de la relativa seguridad del coche. Bajaron una pendiente hacia un claro a un par de cientos de metros del coche.

Era una noche clara y el cielo estaba lleno de estrellas.

Dennis colocó la manta en el suelo y se arrodilló para alisarla, de modo que cubriera la mayor cantidad de terreno posible. Sentado en el suelo, Dennis sacó una máquina enrolladora y algunos papeles de su otro bolsillo, y procedió a crear un gran porro para que lo disfrutaran más tarde.

Sharon sonrió con anticipación mientras miraba a Dennis trabajar. De pie ante él, empezó a quitarse lentamente la ropa, pieza por pieza, balanceando las caderas y los hombros como si bailara con una música que sólo ella podía oír.

Dennis levantó la vista de su tarea y sonrió con aprobación mientras su cita se desnudaba y quedaba solo con su sostén, bragas y zapatos.

Se quedó allí un momento con las piernas separadas y las manos en las caderas.

Dennis puso su tarea a un lado, con cuidado de asegurarse de que el porro estaba todavía en la manta. Se puso de rodillas y se arrastró hasta donde estaba Sharon. Empezó a besar la parte superior de sus muslos y frotó las manos por la parte posterior de sus piernas.

Al seguir explorando con la lengua, pudo sentir a Sharon empezando a humedecerse bajo el endeble algodón de sus raquíticos calzones.

Sharon cerró los ojos y puso la cabeza hacia atrás mientras él sondeaba más y más dentro de ella.

Metiendo sus pulgares dentro de la cintura de sus bragas, Dennis los removió lentamente por las piernas de la chica y los sostuvo allí mientras ella levantaba cada pie por turno y los deslizaba hacia afuera.

Con la barrera descartada, Dennis insertó su lengua dentro de la ansiosa apertura de Sharon, girándola y lamiendo su vulva como un hombre reseco desesperado por saciar su sed.

Sharon se acercó y agarró la parte posterior de la cabeza de Dennis con ambas manos, forzándolo más profundamente dentro de ella, emparejando sus empujes con sus caderas hasta que llegó al orgasmo con un fuerte grito en la noche oscura.

Después de unos pocos movimientos más con la lengua, Dennis se recostó en la manta, satisfecho de haber hecho más que suficiente para ganarse el polvo que tanto deseaba.

Siguiendo su ejemplo, Sharon se arrodilló y desabrochó el cinturón de sus pantalones antes de apretar el botón y liberar lentamente su miembro palpitante de los confines de su cremallera. Deslizó sus jeans por sus piernas y los arrojó sobre sus hombros, antes de bajar sus calzoncillos con los dientes.

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