La Rareza Que Es Gales - Jack Strange
Traducido por Carlos Prahl
La Rareza Que Es Gales - Jack Strange
Extracto del libro
Toda nación tiene sus símbolos nacionales. Los Estados Unidos de América tienen el águila calva y el bisonte, Canadá tiene la hoja de arce y el castor, Rusia el oso. Gales, siendo antiguo y galés, tiene tres, el dragón, el narciso y el puerro. Podría tomar en cuenta las tres plumas del Príncipe de Gales, pero es más un símbolo real que uno nacional. Otros podrían estar en desacuerdo, y puede ser que tengan razón.
De todos los símbolos de Gales el dragón es, indiscutiblemente, el mejor conocido. De hecho, Gales es el hogar del dragón o el draig en galés. Es cierto, otras naciones tienen dragones en sus ceremonias e historias, y se dice que San Jorge venció al dragón en el medio oriente, pero Gales está tan orgullosa de su dragón, que hasta lo lleva en su bandera.
Sin ser sorpresa, hay muchas leyendas de dragones en Gales. Por ejemplo, está la historia de Vortigern, un rey celta semilegendario de alrededor de fines del siglo IV y principios del V d.C. Según una leyenda, Vortigern intentaba escapar de la horrible invasión sajona, y decidió construir un castillo en la pequeña colina de Dinas Emrys en lo que ahora es Gwynedd en el noroeste de Gales. Sin embargo, las primeras obras de Vortigern no tuvieron éxito, y se le dijo que las fuerzas sobrenaturales eran las que estaban evitando que tuviese éxito. La cura para tal interferencia, dijo algún sabio, era sacrificar a un hombre joven. Vortigern buscó algún sacrificio apropiado y halló a un tipo llamado Merlin, quien le había dicho al rey que era un poco tonto intentando construir un castillo sobre un lago subterráneo que tenía dos dragones durmiendo.
En esos días de antaño parecía ser rutinario toparse con muchos dragones en Gales, por lo que los trabajadores de Vortigern cavaron y cavaron hasta encontrar a las ofensivas criaturas. Un dragón era rojo y el otro blanco y, tan pronto llegaron los humanos, comenzaron a pelear entre ellos. El rojo era símbolo de los bretones, o galeses, mientras que el blanco era de los invasores sajones o ingleses. Eventualmente, obtuvo la victoria el rojo y su triunfo fue tomado como profesía de que vendría el rey Arturo. Uno debe tener en cuenta que el padre del rey Arturo era nada más que Uther Pendragon, y la leyenda dice que Arturo peleaba bajo el estandarte de un dragón. En este confuso revoltijo de leyendas puede haber un grano o dos de verdad. Algunos dicen que el dragón rojo ha sido el símbolo de Gales desde la época de Vortigern, y para siempre.
Lógicamente no hay una sóla leyenda que explique el origen del nombre del castillo de Vortigern. Una versión de la historia dice que el Dinas Emrys honra realmente el místico Myrddin Emrys, más conocido como Merlín. Otras personas afirman que Dinas Emrys significa La Fortaleza de Emrys, otro nombre para Ambrosius Aurelianus, quien poseyó la fortaleza después que Vortigern. Las leyendas y mitos no son muy honestas, y a menudo entran y salen de la verdad, fantasía y posibilidades en un nudo celta que parece estar determinado para confundir al lector.
Indudablemente hubo una fortaleza en Dinas Emrys, con Llewelyn el Último (c 1223 – 1282) el último Principe de Gales nativo, a quien se le da el crédito de haberla construido, y no Vortigern. Sin embargo, las ruinas actuales están emplazadas en un sitio más antiguo, que data probablemente de unos dos mil años, y cuando los arqueólogos examinaron el fuerte en la década de los 1950s, hallaron un estanque o lago, aunque los dragones hacía tiempo se habían marchado. ¿Que fue primero, el estanque o la leyenda? ¿O habrá tenido algún morador del fuerte, ya olvidado hace tiempo, algunas bestias exóticas en ese estanque?
Por supuesto que existe también una leyenda que nos narra cómo llegaron los dragones a ese estanque, en primer lugar. El Mabinogion, ese fantástico libro que contiene tanto del folclore galés, es la fuente. El Mabinogion establece que, cuando Lludd era el rey, una época tan distante que fue incluso antes de que arribaran las legiones romanas "de hierro", cada víspera de mayo toda la campiña se estremecía bajo un terrible grito. El sonido era tan espantoso, que todo quien lo escuchaba, quedaba petrificado, causaba abortos y mataba animales en el punto. Llefelys, el rey de Gaul, le contó a Lludd que era el sonido que los dragones emitían al luchar entre si. Llefelys afirmaba que el dragón británico gritaba porque un dragón invasor lo estaba derrotando.
Para confundir más las cosas, en ese entonces los dragones se convertían de forma periódica en cerdos, de forma que Lludd esperó hasta que ambos alteraran su apariencia y capturó a ambos cerdos-dragones en un caldero lleno de vino de miel. Una versión alterna de la historia nos dice que los dragones simplemente bebieron el licor de miel y cayeron dormidos por la borrachera, sin hacer mención al cambio a cerdo. De cualquier manera, una vez que hubo capturado a ambas bestias, Lludd los enterró en la Dinas Emrys. El sitio en el que permanecen se encuentra aún señalizado, como un círculo de rocas que precede incluso a la fortaleza original.
Una leyenda lleva a la otra, y a otra. Hallaremos una gran cantidad de tesoros en nuestro andar por Gales, y un lote le perteneció a Merlin o Myrddin. Él ocultó su tesoro en una caverna cerca de Dinas Emrys, y profetizó que, cuando un individuo en particular, de hermosa cabellera y ojos azules llegara, él o ella escucharía una campana, la que lo llevaría a la caverna. Lógicamente, la cueva se abriría mágicamente, aunque no está claro qué sucede luego. Se presume que el individuo de cabello bello se retorcería de placer y delicia al hallar tanto oro; el equivalente medieval de ganarse la lotería. También, cerca de Dinas Emrys está Cell y Dewiniaid, un nombre que, aparentemente, significa "el huerto de los magos". El folclore local indica que los magos que se reunían aquí eran los sacerdotes de Vortigern, y quedaron sepultados en el campo vecino. Posiblemente, y esta es una conjetura tentativa, todos estos sucesos mágicos están ligados con estas actividades de los una vez druidas, que estuvieron activos en ésta área y emergieron a todo lo largo y ancho de Gales. Aunque los robles y los druidas tienen una conexión, con toda seguridad, la memoria popular sólamente retuvo algunas confusas colecciones de aquella antigua religión.
Pero ya nos hemos desviado un poquito en el tema de los dragones galeses. Yaciendo los dragones de Vortigern, el blanco y el rojo uno junto al otro, el símbolo de los dragones es muy antiguo y puede, de hecho, preceder a la leyenda. Cuando los romanos ocuparon las dos terceras partes de Bretaña, las de más al sur, reclutaron hombres para su ejército, y esos soldados parece ser que lucharon bajo un estandarte de dragón. Algunos creen que Magnus Maximus, un general romano español, basado en Gales cuando el imperio romano se desintegraba, adoptó el dragón como su símbolo. Otras personas dicen que, cuando los romanos se retiraron, algunos reyes británicos usaron el logo en su bandera, dada la conexión arturiana. O eso dicen las leyendas, así como la Historia Brittonum, escrita alrededor del 828 d.C.
Con una base histórica más concreta, tenemos a Henry Tudor, quien luego se convirtió en el Rey enrique VII. Este rey Enrique en particular nació en el castillo Pembroke en Gales, y fue uno de los protagonistas en La Guerra de las Rosas. En 1485, mientras marchaba hacia la batalla de Bosworth contra Ricardo III, muchos galeses apoyaban a Enrique y tenían al dragón rojo volando por sobre sus cabezas. Luego que la batalla fuera ganada y asegurada la corona, el rey Enrique utilizó la bandera galesa del dragón bendecida en la Catedral de San Paulo en Londres. Con la típica ingratitud de los reyes, cuando la Unión de las Coronas entró en vigor en 1603, sólamente las cruces de Escocia e Inglaterra se utilizaron en la primera bandera de la Unión. El dragón de Gales quedó abandonado en el frío.
Para complicar más las cosas, hay un rival para la bandera galesa. En Gales, el dragón rojo es Y Ddraig Goch, mientras que el estandarte de Owain Glyndwr era Y Ddraig Aur, el dragón dorado. Owain Glyndwr (c 1349-c1416) fue un príncipe galés que intentó unir Gales y expeler a los ingleses. Tras una serie de victorias, fue vencido, eventualmente. Son inciertos los detalles de su muerte, pero quedó como una figura influyente en las mentes galesas. Owain Glyndwr alzó su bandera del dragón durante la batalla de Tuthill en 1401, y algunos piensan que el dragón dorado sobre fondo blanco fue la insignia original de Uther Pendragon y Arturo, más que un dragón rojo. La bandera actual de Gales tiene un dragón rojo de Cadwaladr ap Cadwallon, sobre el campo de verde y blanco de los Tudor de Enrique VII. En caso que Usted no lo sabía, Cadwaladr ap Cadwallon fue el rey de Gwynedd desde la década de los 650s hasta 682, y luchó contra los Anglos, que avanzaban, con un impresionante éxito.
Como ya mencioné antes, Gales tiene un cúmulo de leyendas de dragones. En mis recorridos por el país, tanto física como metafóricamente, localicé algunas, y las listo aquí abajo pero, indudablemente, hay más.
Hay una rara historia sobre el castillo de Gwys, otrora conocido como castillo de Wiston en Pembrokeshire, que era el hogar de un dragón con muchos ojos. La leyenda dice que, si alguien resultaba viendo al dragón antes que éste lo hiciera, esa persona podría reclamar las tierras y el castillo para sí. Mucha gente lo intentó, sólo para que la bestia de múltiples ojos los viera de primero. Eventualmente, un chico se metió dentro de un barril y puso a personas a rodarlo dentro del castillo. Presumiblemente, espió por un agujero en el barril y vio al dragón de primero, reclamando el premio.
Aparentemente los dragones han sido cosas engañosas y los humanos han necesitado ser siempre astutos para derrotarlos. Cuando un dragón se estableció en la torre del campanario de la Iglesia de San Teilo en Llandeilo Graban en Powys, los locales no estaban nada felices. Sabían que no podrían matar a la criatura en una pelea directa, y entonces un hombre decidió engañarlo. Hizo un dragón de roble con un artefacto de trampa automática con púas de acero, como un erizo gigante. El dragón del campanario vio a su rival y voló a atacarlo, sólo para ser atravesado por las púas, y morir.
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